La crisis en Cataluña, parece haber unido a tirios y troyanos, en al menos un elemento esencial, todos ellos, sin excepción, nos han hecho creer a la ciudadanía, que el Parlamento catalán declaró la independencia el pasado día 27 de octubre, cuando eso, es absolutamente falso, el Parlamento Catalán NO APROBÓ NINGUNA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE CARÁCTER VINCULANTE, así de simple.
Por otro lado, en el Senado, se aprobaba después de 5 horas de debate, la aplicación del artículo 155 de la Constitución, con el fin de invalidar la No Declaración de Independencia de Cataluña y volver al orden constitucional, orden que Cataluña no había abandonado ni en términos reales y mucho menos por lo que respecta al marco jurídico.
Entre esta amalgama de confusión creada por todos los actores políticos, con ayuda de todos los medios de comunicación de masas, al terminar la sesión plenaria del Senado número 24, que era la del debate sobre la aplicación del artículo 155, comenzó la sesión número 25, sin medios de comunicación que cubrieran lo que se iba a debatir y sin la presencia de ningún miembro del Gobierno de España, como había ocurrido unos minutos antes en la sesión 24.
Si comparamos la sesión de aprobación del 155 contra la No Independencia de Cataluña, a la que se dedicó más de 5 horas, mientras que a la pérdida de soberanía de España con la ratificación del Senado del Acuerdo de Libre comercio con Canadá, el CETA, fue suficiente con 49 minutos, se deduce que a nadie parece importarle en términos reales la soberanía de España y tanto el PP, el PNV y su enconado archienemigo de los demócratas constitucionalistas, el PdeCat, dejaron al margen sus desavenencias, para ir de la mano en la votación a favor de la aprobación del CETA y en esta ocasión, ni a unos, ni a otros les preocupo la pérdida de soberanía de España, o de Cataluña.
El resultado de la votación de aprobación del CETA fue con 157 votos a favor (PP, PNV,
PdCat); 20 en contra (Podemos) y 60 abstenciones (PSOE).
En este contexto corrompido por los intereses políticos y los réditos electorales a corto plazo, trataré de explicar de manera rápida, porque no se declaró la Independencia de Cataluña el pasado 27 de Octubre en el Parlamento catalán.
En el trabajo diario de los diferentes parlamentos de España, además de Leyes y Reglamentos que tienen carácter vinculante y por lo tanto un efecto jurídico inmediato, existen otras fórmulas de trabajo de carácter no vinculante como son las Proposiciones No de Ley (PNL) y las Propuestas de Resolución.
No voy a ser yo quien defina la Propuesta de Resolución, sino que me remitiré al
glosario del Parlamento catalán donde se define:” Iniciativa para impulsar la acción política y de gobierno, que puede dirigirse al Gobierno o a los ciudadanos. Las propuestas de resolución pueden tramitarse en la comisión que corresponda por razón de la materia o en el Pleno. Véase también «resolución».”
Y precisamente cuando vamos a leer la definición de Resolución, nos encontramos con el siguiente texto: “Declaración por la que el Parlamento manifiesta una opinión o una voluntad, propone actuaciones o muestra su apoyo a alguien. Una resolución puede dirigirse al Gobierno, a los ciudadanos, a los medios de comunicación o al propio Parlamento. No es un texto normativo y, por lo tanto, no tiene la fuerza vinculante de la ley, pero sí fuerza de compromiso político.”
Entonces, si no es un texto normativo, ni tiene fuerza vinculante de Ley, ¿cómo es posible que todos los partidos políticos, sin excepción y todos los medios de comunicación de masas, afirman que se materializó la independencia de Cataluña en el Parlamento catalán, cuando es absolutamente falso?
Por si alguien piensa que la definición de Propuesta de Resolución puede estar amañada por presentar como fuente el glosario del Parlament, pongamos como referencia el
Glosario de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, donde se explica de manera meridiana que: “propuestas de resolución por parte de los Grupos Parlamentarios y, en su caso, a la aprobación de resoluciones que no tienen carácter vinculante para el Gobierno.”
Parece que el hecho que Cataluña no haya declarado unilateralmente la independencia ha generado una situación muy parecida a la creada por Orson Welles en 1938 al transmitir por la radio la obra de H.G Wells “La Guerra de los Mundos”. Welles fue capaz de hacer creer a una enorme cantidad de ciudadanos norteamericanos, que aquella narrativa fantástica, era algo real. Exactamente lo mismo que ocurre en España en estos momentos.
La única explicación para este episodio psicótico sobre la declaración unilateral de independencia es que tanto el PdCat, partido desprestigiado por múltiples escándalos de corrupción y a punto de desaparecer, este refundándose bajo una falsa narrativa, por cierto narrativa independentista que parece que va a no tener consecuencias penales reales para los líderes del PdCat.
Esta renovación de imagen del partido de los recortes sociales, el PdCat, le da una oportunidad recuperar posiciones en las próximas elecciones autonómicas en Cataluña.
Por otro lado, el partido corrupto del PP, ha conseguido tapar los titulares de las sentencias de la Trama Gurtel, etc, al mismo tiempo de obtener un prestigio extra por la aplicación del artículo 155 de la Constitución, no sólo entre sus bases, sino que le puede permitir bucear entre los electores que siguen a Susana Díaz, PSOE, a los de Ciudadanos y a algún descarriado de Vox.
Por lo que respecta al resto de los partidos políticos, simplemente se limitan a seguir la corriente dominante, para mantener o perder los menos votos posibles.
Como se puede comprobar, el Régimen del 78 está siguiendo a rajatabla la norma creada por Goebbels ““Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá.”
Por lo que respecta a la aprobación por parte del Senado del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá, CETA, es simplemente una pérdida de soberanía de España que con tanta vehemencia parecen defender partidos como el PP.
En el otro lado de la moneda, el PNV y el PdCat, defensores de la independencia de sus respectivos pueblos, el vasco y el catalán, apoyan sin fisuras la cesión de soberanía a las grandes corporaciones a través del Tribunal de arbitraje en los conflictos entre estados e inversores y que se rige bajo la normativa ISDS.
El CETA no sólo servirá para que cualquier legislación social o laboral de parlamentos legítimos se convierta en una traba no arancelaria y como consecuencia de ello, los Estados se verán obligados, si es que siguen con dichas reformas, a indemnizar en millones de euros a las corporaciones, no por las pérdidas reales por dicha legislación, sino por las pérdidas de beneficios calculadas por las propias multinacionales en un tiempo futuro.
Tampoco olvidemos que este tipo de Tratado, si bien no permite ser utilizado por las compañías del país para demandar al Estado, sí que permite que empresas subsidiarias de multinacionales ubicadas en el país contraparte del Acuerdo puedan demandar al Estado donde su matriz tiene la sede central.
Por si alguien duda de lo dicho, me remitiré simplemente a las declaraciones que el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro hizo cuando explico la intervención de las cuentas de la Generalitat y donde reconoció que cada país miembro de la Unión Europea cedía una parte de su soberanía no sólo a la UE, sino también a los Tratados Internacionales que esta firmara y que eran vinculantes para España y de obligado cumplimiento.
Desde mi punto de vista, es necesario denunciar a toda esta pléyade de partidos sin patria, pero eso sí, con pulserita de la bandera y cuenta en Suiza para que la ciudadanía dormida, despierte y exija una nueva Constitución de la que nazca la Tercera República Española y por lo menos intentar dirigir nuestro destino como Nación basada en los ciudadanos y no en la propiedad o en los límites geográficos.
Quiero terminar este artículo con un extracto del discurso en contra del CETA de la senadora Villanueva y que comparto plenamente:" Esa Constitución que ustedes dilapidan día sí y día también para acabar convirtiéndola en un papel mojado en el que firmaron su modificación en el verano de 2011, con nocturnidad y alevosía, del 135 al 155, que hoy acaban ustedes de aprobar. Con el 135 acabaron con el pacto social, priorizaron el pago de la deuda de buitres financieros en vez de nuestros servicios sanitarios o de educación; y, ahora, con el 155, señorías, ponen fin al pacto territorial, suspenden las autonomías e intervienen parlamentos. Con el CETA también pondrán ustedes fin al pacto democrático y el de la justicia igualitaria."