Durante estas semanas hemos
podido asistir a como las dos versiones del Régimen del 78, la secesionista
catalana y la autodenominada constitucionalista, “defensora del Estado de
derecho”; se han acuchillado mutuamente en un intento de imponer por la fuerza,
su estrecha visión sobre la política, reduciendo el debate exclusivamente al
ámbito nacionalista, ya sea sobre la unidad de España, o sobre la independencia
de Cataluña.
Puede provocar sorpresa a quienes
lean estas pocas líneas, que afirmar la inexistencia de diferencias entre las
élites de la política del Estado español y las de la política catalana, a la
luz de lo ocurrido a lo largo del día de hoy 1 de octubre en Cataluña.
Para poder comprobar esta continuidad
del Régimen del 78 en Cataluña, hay que dejar de escuchar los cantos de sirena
de los políticos catalanes independentistas, e ir a la “ley de transitoriedad
jurídica y fundacional de la república catalana” y lo mismo en el caso del
nacionalismo español a la Constitución
española del 78.
En el caso de la “ley de
transitoriedad jurídica y fundacional de la república catalana” el artículo 1 y
que transcribo literalmente, dice: “Artículo
1. Estado Catalán Cataluña se constituye en una República de Derecho,
democrática y social.” “Article 1.
Estat Català Catalunya es constitueix en una República de Dret, democràtica i
social.”
Es importante ver el orden de las palabras y
el valor que se le da a cada una, ya que este artículo lo que más valora es “República
de Derecho”, en segundo lugar, democracia y en tercero y menos relevante
social.
En el caso de la Constitución
española, atendiendo a su redacción en el artículo 1 dice literalmente: “España se constituye en un Estado social y
democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.”.
Como he dicho, atendiendo a su redacción, valora en primer lugar social,
segundo democrático y tercero derecho, siendo este orden, un claro ejemplo de
la influencia de la izquierda en algunos aspectos de la redacción del 78.
También es evidente por el
leguaje al que nos tiene acostumbrados los partidos del Régimen del 78, que
tienden a eliminar la cita de los social cuando se refieren a al
artículo primero de la Constitución y remarcan por encima de todo el “Estado de
Derecho”, como ha ocurrido hasta este momento en la actual crisis en Cataluña.
Como se puede comprobar, en ambos
bandos, lo esencial, no es el Estado Social, sino el Estado de Derecho y por lo
tanto las libertades de las que tanto alardean, les importa poco, o nada. Ambos
son vasallos de lo que denomino
parafraseando a Gustavo Bueno “Democracia Depredadora” donde se confunde de
manera intencionada derechos individuales, con derecho a consumir y libertad,
con libertad de mercado.
No quiero perder esta ocasión,
para añadir que tanto Puigdemont, como Rajoy, cuando apelan a la Unión Europea
para defender las libertades y el Estado de Derecho, lo hacen a un club económico,
cuya base esencial es el libre comercio y cuyo primer Comisario de la Unión
Europea, no lo olvidemos, fue uno de los principales juristas del régimen nazi.
Esta lucha cainita entre las dos
versiones del Régimen del 78, la secesionista y la centralista, la primera, ha
salido victoriosa hoy gracias a la movilización del 1 de Octubre en Cataluña, aunque
esta victoria obtenida gracias a una parte de la sociedad catalana, será una
victoria pírrica, ya que la ciudadanía de Cataluña, aun cuando consiguiera la
independencia seguiría dirigida bajo el mismo Régimen del 78 y bajo unas
condiciones económicas aún más duras que las anteriores.
En este sentido tan sólo dos
comentarios respecto a la soberanía real, el primero económico y que nadie
parece haberse percatado, no existe soberanía, sin Banco Central y moneda
nacional.
Esto me lleva a pensar ¿Cómo sobrevivirá
Cataluña sin el apoyo del BCE? Es necesario recordar que el BCE tan sólo da a
poyo a los miembros de la Unión Europea y Cataluña, quedaría fuera de la UE al
menos durante el tiempo en que negocie su incorporación.
En segundo lugar, ¿Qué sentido
tiene una lucha por la soberanía, cuando la pertenencia a la UE supone una soberanía compartida?
La jornada de hoy en Cataluña, independientemente
de lo dicho, nos demuestra que la voluntad de la ciudadanía organizada tiene
capacidad para generar un debate profundo sobre el modelo político social
existente y mi esperanza es que ese debate, no se circunscriba únicamente sobre
nacionalismo.
Desde mi punto de vista, Cataluña
ha abierto una ventana de oportunidad para concienciar a la sociedad española
de la necesidad de una nueva Constitución republicana, que apueste por una
Democracia Generadora, donde el eje
fundamental sea lo social y abandone la Democracia Depredadora que propicia
conflictos nacionalistas, discriminación, pobreza laboral del 99% de los
ciudadanos, etc y permite que el 1% acumule toda la riqueza.
Sólo dentro de un marco de
Democracia Generadora podrá existir un encaje de las diferentes sensibilidades
ciudadanas, dejando al margen las ambiciones personales o locales de los
políticos corruptos del 78.
En definitiva, la crisis en
Cataluña abre dos caminos diferenciados para Cataluña y para España; el primero
supone un reforzamiento del Régimen del 78 º y un aumento de la represión en
todo el Estado y un segundo camino propondría una redefinición de la Democracia
y la Constitución que quede fuera del neoliberalismo salvaje de la Unión
Europea y promueva un desarrollo social y económico sostenible.
Comienza un tiempo nuevo para
España y nadie puede saber cuál será el
resultado final del mismo, de momento sólo conocemos el principio, el final no está
en manos de los políticos que han demostrado sobradamente su incapacidad para
hacer frente a los retos esenciales, sino en manos de los ciudadanos.