Acercamiento al Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones ACTI/TTIP/TAFTA Preámbulo
Sumisión de España al poder de las corporaciones internacionales ACTI TTIP RAFTA

Éste es el primero de una serie de doce artículos sobre el  Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (ATCI/TTIP/TAFTA), que terminará compilándose en un documento conjunto y que se publicará en formato PDF como último artículo de la serie.

El objetivo no es otro que proporcionar una información básica sobre el ACTI con el fin de que aquellos ciudadanos que tengan interés sobre este asunto, puedan informarse en castellano  sobre diferentes aspectos del ACTI e inducir las consecuencias básicamente negativas o irrelevantes que tendrá su firma para la sociedad española.

La sombra informativa de los medios de comunicación masivos sobre el ACTI hace que esta documentación tenga un alcance limitado y sea leída por muy pocos ciudadanos, pero al menos que sí tenga el valor de concienciar sobre la enorme importancia del ACTI y de cómo va a determinar nuestro futuro transformándonos de ciudadanos a consumidores, elevando el poder de las corporaciones, y eliminando o reduciendo a la mínima expresión la soberanía popular.

Los países y sus parlamentos se convertirán en meros teatros incapaces de gobernar su propio futuro, que quedará en manos de las corporaciones y de sus intereses a corto plazo.

Esta visión del mundo es una constante dentro de la política norteamericana. Quizás tuvo su primera expresión pública, como muestra el periodista Matt Stoller, en el discurso del congresista demócrata George E. Ball (miembro del grupo Bilderberg) en el Comité Económico Conjunto en el Congreso de los Estados Unidos en 1967: “Para cumplir su potencial, la empresa multinacional debe ser capaz de funcionar con poco respeto por las fronteras nacionales o, en otras palabras, por las restricciones impuestas por los gobiernos nacionales.”

Este mismo sujeto se refería a las naciones como esas pequeñas cosas molestas“ conocidos como "los gobiernos nacionales."

En definitiva, mi pretensión es informar y permitir al lector que pueda enfrentarse al ACTI de manera crítica, con el fin de que saque sus propias conclusiones y por lo tanto que tenga una visión lo más real y menos mediatizada posible.

Los artículos de la serie versarán sobre los siguientes apartados:

  • Marco negociador, máximos y mínimos a alcanzar
  • Aranceles
  • Impacto del ACTI en el crecimiento del PIB y en la renta per capita personal.
  • El empleo
  • Efectos del ACTI sobre España.
  • Protección al Inversor
  • Impacto ambiental, propiedad intelectual y otros
  • Conclusiones
  • Acceso a la bibliografía básica del trabajo para ser leída o descargada.

Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones



PREÁMBULO


Este trabajo sobre el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (ATCI/TTIP/TAFTA) pretende aportar información adicional sobre las ventajas o inconvenientes a nivel macroeconómico del Tratado de Libre Comercio (TLC) que pretenden firmar en 2015 la Unión Europea y Estados Unidos.

Por desgracia, todos los informes que existen sobre el ATCI/TTIP, siglas en inglés de Transatlantic Trade and Investment Partnership, están escritos en inglés, lo que dificulta enormemente el acceso a la información de dichos informes a la mayoría de los ciudadanos españoles que no dominan dicho idioma.

Si unimos a la dificultad del idioma, el secretismo que oculta los verdaderos términos de las negociaciones del ACTI y el escaso interés que tienen los españoles sobre asuntos europeos, encontramos la ecuación perfecta para crear el caldo de cultivo que permite establecer una sombra informativa sobre el Tratado de Libre Comercio (ACTI/TTIP/TLC/TAFTA) en los medios informativos de masas, relegando cualquier información sobre el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones a un pequeño número de webs con un impacto informativo sobre la sociedad española muy limitado.

La pobreza informativa en España sobre el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones nada tiene que ver con otros países europeos como Alemania o Francia, donde diversos colectivos, encabezados por movimientos ecologistas, se están organizando y proporcionando a sus respectivas sociedades civiles información cada vez más exhaustiva sobre las consecuencias de la firma del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones entre la Unión Europea y Estados Unidos en 2015.

Podemos afirmar que no existe precedente dentro de la Unión Europea de una negociación de estas dimensiones que se haya pretendido en un plazo  tan corto de tiempo. Estamos hablando que, desde que se realiza y se encarga un estudio a Ecoris en 2009 sobre la repercusión económica de la eliminación de aranceles y otras barreras a las exportaciones en el comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, tan sólo han pasado cuatro años desde que oficialmente comenzaron las negociaciones en julio de 2013.

Esta extraordinaria velocidad en la negociación y en la búsqueda de un acuerdo lo antes posible se ve reforzada por reuniones del más alto nivel en periodos extraordinariamente cortos para lo que estamos acostumbrados a ver en la Unión Europea. Desde la primera reunión en julio, ha habido dos reuniones más en 2013 y ya se conoce que la cuarta ronda de negociación será en marzo de 2014.

Esta cuarta ronda, que se celebrará en Bruselas, recibirá un especial apoyo tanto de la Comisión Europea como del gobierno de los Estados Unidos. En dicha ronda participarán el Presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, y el Presidente de los Estados Unidos Barack Obama, lo que supone el apoyo directo de las máximas autoridades de ambas partes, remarcando la firme decisión de firmar el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones en la fecha prevista de 2015.

Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá CETA

Con el fin de que podamos tener una referencia real en cuanto a la velocidad de negociación de dicho Acuerdo, no hay nada mejor que utilizar una negociación de libre comercio que aún no está completada, la de la Unión Europea y Canadá.

Si bien es cierto que en Octubre de 2013 se firmó un pre-acuerdo sobre parte de los temas de negociación y que está pendiente de presentar al Parlamento a día de hoy, el Comprehensive Economic and Trade Agreement (CETA) sigue esperando.

Si bien la biografía oficial sobre el CETA establece como fecha de comienzo 2008, la realidad es que la idea de negociación de un tratado bilateral entre la Unión Europea y Canadá nace en la cumbre de Doha de 2001, aunque hasta el estudio económico realizado en 2008 no se comienza a avanzar en el acuerdo y será en 2009 cuando comiencen las rondas oficiales de negociación.

Se han necesitado cuatro años de rondas de negociación para conseguir un pre-acuerdo parcial con una economía como la canadiense, muy inferior en volumen e interés para la Unión Europea, mientras que los negociadores europeos y estadounidenses pretenden llegar a un acuerdo en todas las materias de negociación en tan sólo dos años. Esta premura en la negociación permite deducir la importancia vital que se le da al acuerdo tanto por la parte norteamericana, como por la europea.

Sin lugar a dudas, el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones supone un cambio de modelo en las relaciones comerciales internacionales, que supera las convencionales relaciones bilaterales entre estados, elevando un paso más allá las pretensiones de la Organización Mundial del Comercio de la supresión progresiva de los aranceles y de las barreras no arancelarias a macro-acuerdos entre zonas económicas. Como decimos, convierte el área atlántica en no sólo el primer bloque de comercio mundial (tanto respecto al PIB, que sumaría el 45%), sino también en el área que marcará las normas y estándares de terceros países en el comercio transnacional.



En el caso de España, el actual gobierno de Mariano Rajoy prometió públicamente al gobierno y al empresariado norteamericano en su viaje a Estados Unidos en enero de 2014 el pleno apoyo de España a las negociaciones y a la aprobación por parte de la Unión Europea en 2015 del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones.

Esta posición de apoyo por parte de España se repitió frente al cuerpo diplomático con representación en España en el discurso del Rey y, más recientemente, el presidente Rajoy hizo mención en su discurso en el debate del Estado de la Nación.

Este apoyo ha comenzado a substanciarse con la creación de una página en español sobre el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones y con la participación del Secretario de Estado de Comercio en un manifiesto junto a siete ministros europeos apoyando y alabando el Tratado, publicado en el periódico económico Financial Times.

En este preámbulo podemos sacar ya varias conclusiones. La primera es el extraordinario interés por parte de los dirigentes y grandes empresas de la Unión Europea y Estados Unidos de firmar lo antes posible el Tratado.

Segundo, si bien este Tratado debe ser refrendado por el Parlamento Europeo y por el Congreso de los Estados Unidos, las partes negociadoras mantienen en secreto los documentos de la negociación y por lo tanto es imposible que los representantes de los ciudadanos de ambas naciones puedan conocer el verdadero alcance de las negociaciones y si éstas serán realmente un avance real, tanto en beneficios económicos como en el estado de bienestar de sus ciudadanos.

Aprobación de la negociación del ACTI por el Parlamento Europeo del 23 de mayo de 2013


Hemos de añadir una salvedad en este sentido y es que el Parlamento Europeo, aun cuando fue informado de los insignificantes efectos del Acuerdo mediante un informe encargado en marzo de 2013 al “The Impact Assessment Unit for the Committee on International Trade (INTA) y dirigido por Alexia Maniaki-Griva, aprobó el comienzo de las negociaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos.

Por lo tanto, a pesar de las múltiples implicaciones para la vida y derechos de los ciudadanos europeos, no parece que el Parlamento Europeo vaya a ser un gran obstáculo a la hora de la firma del Tratado.

Por último, debo aclarar mi posición personal respecto al Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones simplemente por coherencia y honestidad con quienes lean este trabajo.

Mi posición es claramente contraria a la firma del Tratado por suponer unos supuestos beneficios insignificantes tanto al comercio entre ambas partes, para el empleo y el crecimiento de la riqueza de los países implicados en el Tratado.

A todo esto hay que añadir la seria sospecha de pérdida de derechos de los ciudadanos y la liquidación de la soberanía parlamentaria de las naciones, que quedaría sujeta al yugo de los intereses de las multinacionales y grandes capitales de inversión, gracias al capítulo de “Protección al Inversor” ISDS.

En dicho capítulo, los inversores podrían llegar a tribunales de arbitraje profesional que se regirían fuera del marco legal de la Unión Europea y Estados Unidos, permitiéndoles denunciar cualquier norma votada y aprobada en los parlamentos nacionales que pudieran perjudicar sus intereses económicos protegidos bajo el paraguas del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones.

Los aspectos señalados anteriormente y los datos económicos, que iré desgranando a continuación, me llevan a concluir que el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones supone el golpe final a las democracias y la toma de control directo por parte de las corporaciones.

Mi especial agradecimiento por la corrección de estilo de toda la serie de artículos a Capitán Flint, ya que sin su ayuda el estilo y la economía seguirían estando en conflicto permanente.
 
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