En el día de hoy, la mayoría de
los medios de comunicación de masas realizarán sesudos análisis de las
consecuencias de la salida del Reino Unido ante el resultado del Referéndum,
Brexit y seguramente realizarán un análisis de brocha gorda basado en
argumentos similares a los que se utilizaron en la campaña del Referéndum, esto
en el mejor de los casos, o como ha hecho algún líder de la piel de Toro,
poniendo en entredicho el uso de los Referéndums, como una herramienta
democrática de la voluntad de la ciudadanía.
Si bien, he de reconocer que
probablemente los votantes que han votado en favor de la salida del Reino Unido
de la Unión Europea lo han hecho desde una visión ultranacionalista y xenófoba;
desde Economía Ciudadana estamos convencidos, que el resultado del Brexit, no
es más que una estrategia geopolítica coherente con la política histórica exterior
del Reino Unido, aun cuando una jugada de esta magnitud pueda conllevar consecuencias
no previstas y abrir ventanas de oportunidad impensables anteriormente.
Es sobradamente conocido a lo
largo de la Historia, que el Reino Unido siempre ha optado en su estrategia
exterior por ocupar una posición basculante entre las potencias mundiales del
momento, evitando que una de ellas
prevaleciera por encima del resto y de esta manera fortalecer sus propios
intereses comerciales.
El Brexit no tiene que ver con la
Unión Europea, sino con la nueva “Blitzkrieg” de Alemania, aunque en esta
ocasión no se han utilizado panzers, sino el Euro y Banco Central Europeo.
El resultado del referéndum
británico nos vuelve enviar a principios del siglo XX, por mucho que lo ignoren
los análisis cortoplacistas (directamente influidos por la economía financiera)
e interesados, de la mayoría de medios de comunicación. La historia vuelve a
repetirse, primeramente con una etapa de crecimiento (los felices años 20),
seguida de una crisis económica profunda a nivel mundial (crack del 29, la Gran
Depresión) generada por la especulación del sistema financiero y la sustitución
de la economía real, generadora de una red de seguridad en el marco social y de
un crecimiento sostenible en el largo plazo, por un beneficio cortoplacista con
niveles superiores al 21%.
Posteriormente, las recetas para
enfrentarse a la crisis fueron destruir la masa salarial, rescatar a los bancos
y a las grandes corporaciones con dinero
público detraído de los trabajadores y de la economía real; en definitiva
recortes y austeridad para limpiar los balances de los bancos/corporaciones,
aumentando la desigualdad y la miseria de la economía real y de los ciudadanos.
La consecuencia de estas medidas
Corporcráticas y austericidas fue y es el crecimiento de los fascismos
nacionalistas y xenófobos, apoyados en la miseria social. Esta situación
insostenible terminó provocando el estallido de la II Guerra Mundial.
En esta correspondencia casi
absoluta entre la Crisis del 29 y la de 2007, como acabamos de decir, las
medidas austericidas desencadenaron una válvula de escapé utilizada de manera
repetitiva en la historia, un conflicto bélico directamente proporcional a la
profundidad de la crisis, pero en aquél clima de tensión e incertidumbre hubo
una excepción, Estados Unidos la política del Presidente Roosevelt denominada
“el New Deal” que optó por abandonar el agujero sin fondo del rescate a las
Corporaciones/Banca, rescatando a los ciudadanos.
En estos momentos más que nunca y
siendo coherentes con los razonamientos desarrollados la frase “Un pueblo que
olvida su historia está condenado a repetirla” debería convertirse en un axioma
esencial para un necesario reinicio de la Unión Europea, no como un espacio de
libre comercio en manos de los mercaderes, sino como la Unión Europea de los
Ciudadanos. Sin lugar a duda, la contramedida más eficaz para evitar el ascenso
ya sea del fascismo político, como del fascismo económico representado por los
Tratados de Libre Comercio de última generación como el TTIP, TiSA, CETA, etc.
Además de lo dicho anteriormente,
el escenario de la salida del Reino Unido, plantea escenarios tales como:
El Reino Unido mejora
substancialmente su peso político en la Unión Europea, igualándose a Alemania y
correinando con ella.
Esta opción supondría realizar un
nuevo referéndum manipulado en el que ganaría la opción de mantenerse dentro de
la Unión Europea.
Segunda posibilidad, el Reino
Unido sale de la Unión Europea definitivamente,
pero negociando un Tratado de Libre Comercio a su medida que le permita
conservar los privilegios de la eliminación de aranceles a sus productos, pero,
regulando el mercado financiero y prohibiendo la libre circulación de personas.
Tercera posibilidad, la Unión
Europea se desmiembra y volvemos a un escenario de naciones estado, con una
Alemania que se niega a perder su papel de potencia en esta nueva situación.
En esta situación, el Reino Unido
pivotaría entre Alemania, Estados Unidos y China intentando obtener el mayor
beneficio posible.
Cuarta opción, Refundación de la
Unión Europea como un espacio social, donde la ciudadanía, los derechos
laborales, la libertad, sostenibilidad y el comercio interactúen armónicamente y donde primen los
individuos, a las mercancías.
En esta cuarta opción, el Reino
Unido volvería a la Unión Europea, o no haría efectiva su salida; no tanto por
lo intereses corporativos, sino por la presión social de sus ciudadanos.
Iniciativas como el “Plan B” se convierte
en punto de referencia que nos puede indicar, el comienzo del camino hacia una
nueva Europa; en caso contrario, volveremos a repetir la historia y Europa
volverá a ser un escenario de violencia y tensión.
En conclusión, el Referéndum
celebrado en el Reino Unido, Brexit y en el que los británicos han decidido
abandonar la Unión Europea, no sólo no tendría que ser negativo para los países
que conforman la Unión Europea, sino que
se podría convertir en una ventana de oportunidad para alcanzar la Europa de
las Libertades.
También y he de reconocerlo, puede
convertirse en todo lo contrario, aunque quienes tenemos la solución ante este
futuro incierto somos los ciudadanos europeos y los primeros que podemos dar
luz a un futuro de Libertad para Europa, somos los españoles, quienes tenemos
la oportunidad, en primer lugar, de poder abrir una ventana de luz en las
elecciones del próximo 26 de Junio.
El 26 de Junio, votar PP,
Ciudadanos y PSOE que hace mucho tiempo que abandonó sus ideas progresistas,
para caer en los brazos de las corporaciones, es repetir la historia del siglo
XX.
Votar a Unidos Podemos u otras
opciones progresistas es creer que
Europa aún tiene una oportunidad antes de volver a sumirse en el caos.