Este es el tercer artículo sobre el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones. En esta ocasión hablaremos sobre el marco negociador y las pretensiones máximas y mínimas que se han marcado como objetivo los negociadores. Además describiré de manera somera cada uno de los acuerdos posibles.


Por si algún lector no conoce los dos artículos anteriores, pueden acceder a ellos pinchando en los títulos de los mismos:


Marco negociador, máximos y mínimos a alcanzar en el Acuerdo  Transatlántico de Comercio e Inversiones ACTI/TTIP/TAFTA

Como sucede en cualquier negociación, las partes establecen un marco negociador que va desde el mínimo aceptable a un máximo deseable. Lo mismo ocurre en la negociación sobre el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones entre Estados Unidos y la Unión Europea.

En el caso del ACTI, existirían cinco posibles acuerdos de negociación, agrupados en dos áreas. La primera de ellas sería lo que se denomina “negociación sectorial” (Narrow (limited) FTA Scenario), por la cual se llegaría a acuerdos concretos en un sector concreto. En este caso los sectores serían tres:
  • Negociar exclusivamente los aranceles.
  • Negociar exclusivamente el área de Servicios.
  • Negociar exclusivamente de procedimientos.

En la negociación exclusivamente de eliminación de barreras arancelarias el objetivo sería eliminar el 98% de los aranceles existentes.


La negociación sobre Servicios consideraría la eliminación del 10% de las Barreras no Arancelarias (NTBs). En el caso de las NTBs sobre procedimientos, se buscaría un resultado más ambicioso y se intentaría eliminar el 25% de estas barreras no arancelarias.


La otra gran área de negociación sería el denominado “escenario amplio” (Comprehensive Scenario) y que estaría constituido por un primer escenario poco ambicioso y un segundo escenario denominado ambicioso. Este último escenario es al que se pretende llegar tanto por la parte de la Unión Europea, como por Estados Unidos.

El escenario menos ambicioso agruparía las tres negociaciones sectoriales. La primera sería la reducción de aranceles de entre el 98% y el 100%, buscando la tan ansiada eliminación propuesta por la OMC, y que sería del 0% de aranceles.

La segunda, una eliminación de barreras no arancelarias en Servicios que, como mínimo, eliminarían el 10% de las mismas, pero que los negociadores intentarían llegar a reducirlas hasta el 20%.

Y la tercera, en el área de procedimientos del escenario menos ambicioso se buscaría una eliminación mínima de barreras no arancelarias del 25%.

Como se puede observar, el escenario amplio menos “ambicioso”, parece bastante ambicioso, pues ya pretende eliminar el 100% de los aranceles y, al menos, una cuarta parte de las Barreras no Arancelarias (NTBs).

Por último, el escenario más ambicioso y punto de referencia para ambos negociadores, en el que se da por supuesto la eliminación del 100% de los aranceles.

Establecen en el caso de los Servicios un mínimo del 25%, pero la pretensión es eliminar el 50% de las NTBs de Servicios.

La última área del escenario más ambicioso se refiere a los procedimientos, y aquí el máximo y el mínimo a alcanzar coinciden: la eliminación del 50% de los NTBs procedimentales.

El cuadro que se ve a continuación resume todos los escenarios posibles de negociación.



En este contexto donde los negociadores ya han establecido unos parámetros máximos y mínimos, resulta muy interesante observar el cuadro de la parte inferior elaborado por Barker, T. & G. Workman (2013), en su estudio “The Transatlantic Trade and Investment Partnership: Ambitious but Achievable: A Stakeholder Survey and Three Scenarios” donde crean un esquema en las 17 áreas de negociación, y 8 de ellas estarían en el cuadrante entre las más importantes que cuentan con más dificultades a la hora de la negociación. Estas 8 suponen el 17% del total de áreas.




En la zona de menor importancia y dificultad a la hora de negociar tenemos 5 áreas, que suponen el 29%.
De las cuatro restantes áreas, dos estarían entre las menos importantes y más fáciles de llegar a un acuerdo, y las otras dos estarían en el área de mayor peso, con amplias probabilidades de llegar a un acuerdo más o menos rápido.

En este esquema me sorprenden dos resultados. El primero, parece que el mantra utilizado por la clase política como el mal de los males para el comercio de mercancías, los aranceles, es el área que parece que ambas partes van a negociar más rápidamente.

La segunda sorpresa es el apartado IP, o derecho de la propiedad intelectual y material.
Si bien el apartado de IPR está pegado al cuadrante de más dificultad a la hora de negociar y de mayor importancia, se queda justo debajo de esa línea roja. La única explicación que puedo encontrar para esa situación de relativa concordancia entre las partes negociadoras está en que al haber negociado ya el defenestrado ACTA tiene muy avanzadas las negociaciones en ese ámbito de la propiedad intelectual y material.

En este sentido tengo que recordar que los encargados de la imagen de la negociación por parte de la Unión Europea, una de las consignas que han dejado muy claras es que bajo ningún concepto, los ciudadanos europeos deben pensar que el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones entre Estados Unidos y la Unión Europea tiene ni la más pequeña similitud con el Acuerdo comercial anti-falsificación, ACTA.

Previsiones temporales de aprobación del #TTIP #ATCI


Por último, resulta llamativo que a pesar de las dificultades de la negociación, Barker y  Workman en su trabajo para las Fundaciones Atlántica y Bertelsmann de 2013 muestran que la mayoría de los encuestados, el 48% creen que el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones se hará efectivo entre 2015 y 2016.
Esta impresión no coincide con los autores del trabajo, que sitúan la finalización de las negociaciones entre 2018 y 2018.

 En cualquier caso, lo que si podemos concluir es que tanto la Unión Europea como el gobierno de los Estados Unidos no están escatimando en esfuerzos técnicos, materiales o de cualquier otra índole con el fin de que la negociación avance de lo más rápido posible.

Esta rapidez no sólo se refleja en las continuas rondas de negociación, sino en la participación de manera directa de seiscientas personas altamente cualificadas y siendo desconocido el número de expertos o funcionarios que han participado o participarán de manera indirecta o puntual en las negociaciones.

En este sentido resulta escandalosa que una negociación secreta que no va a proporcionar casi ningún beneficio a los ciudadanos europeos y norteamericanos, y que tan sólo beneficiará a las grandes corporaciones, se gaste el dinero público con tanta alegría.

El hecho de usar dinero público con el único objetivo de beneficiar a las grandes corporaciones nos da una idea aproximada de las intenciones de los negociadores y de quiénes están detrás de la negociación y el desprecio que demuestran ocultando la documentación a aquellos quienes pagan todos los costes de la negociación.
 
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